Posterior a la invasión de los productos falsificados, que imitan los artículos de lujo de marcas internacionales, juguetes o accesorios, los medicamentos se tornaron blanco de este tipo de crimen. Así como el origen, el contenido de estos medicamentos es desconocido. Por eso, los riesgos para la población sobrepasan el prejuicio financiero al haber comprado un fármaco que no funciona, pero se amplía cuando substancias toxicas pueden agravar la situación de aquel que buscaba la solución a un problema de salud. Además de la población, la industria farmacéutica y el Estado también sufren, pues hay daños materiales e inmateriales enormes. El aumento del mercado pirata de fármacos perjudica el desarrollo del comercio farmacéutico legal, genera desempleo, disminuye la recolección de impuestos y aumenta los gastos del estado en la salud pública. Los daños inmateriales son tan preocupantes como las pérdidas financieras, puesto que no es fácil calcular el tiempo invertido en la investigación y los conocimientos adquiridos a lo largo de los años desarrollando medicamentos que ayuden a tratar enfermedades y epidemias, además del ya citado riesgo real de muerte de los consumidores.
2009-12-16 | 309 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 5 Núm.1. Enero-Abril 2009 Pags. 19-21 AHE 2009; 5(1)