En 1954, el doctor Andrés Ernesto Straffon Osorno, pionero de la cirugía pediátrica en México, quien fungía como Jefe del Servicio de Pediatría Quirúrgica del Hospital Central Militar, se encontraba en el quirófano a punto de intervenir a un neonato con estenosis pilórica. En dicha ocasión lo acompañaba el prestigiado anestesista Homero Treviño, quien por razones del caso sugirió en la preanestesia la administración de neostigmine al recién nacido. Al colocarse los campos y utilizarse la sustancia mencionada, el doctor Straffon pudo observar el peristaltismo gástrico que iba de epigastrio hacia flanco derecho y el cual mostraba el signo de la pelota de golf —tan expresivo e imborrable como nunca antes se le había visto en casos similares—; era un constante oleaje que mostraba patognomónicamente la fisiopatología de la entidad. Pero además señaló el sitio y facilitó la prensión digital de la oliva pilórica, la cual iba hacia sus dedos, en lugar de ser ellos como era costumbre, los que fueran a buscarla por la palpación. A esto se agregó el característico vómito en proyectil o el llamativo e inconfundible esfuerzo que hacía el neonato en su intento por vomitar. La estenosis congénita hipertrófica del píloro es un padecimiento del neonato cuya frecuencia varía según las estadísticas, pero fluctúa ente 1:500 a 1:1000 de recién nacidos. Cuatro son los signos que la caracterizan: 1) presentación en la etapa de recién nacido o excepcionalmente en la de principios del lactante menor; 2) peristaltismo gástrico visible y típico cuyas ondas discurren de epigastrio rumbo a flanco derecho, como si por debajo de los tegumentos abdominales se movilizara una pelota de ping pong o de golf; 3) palpación del tumor pilórico el cual, por tener la forma y tamaño de la aceituna, se lo designa como oliva pilórica; y 4) vómito proyectado que llega a tener una distancia llamativa.
Palabras clave: Estenosis congénita hipertrófica píloro signo de la pelota de golf vómito en proyectil.
2010-01-15 | 4,624 visitas | 1 valoraciones
Vol. 32 Núm.385. Diciembre 2009 Pags. 8 Prescripción Médica 2009; 32(385)