Fragmento

INTRODUCCIÓN El ovário humano contiene aproximadamente dos millones de ovócitos en el nacimiento y 400,000 en la pubertad. Existe la creencia de que no ocurra la formación de nuevos ovócitos durante la vida de la mujer (Faddy et al. 1992, Johnson et al. 2004), y, como consecuencia, que la fertilidad femenina disminuya con el avance de la edad (Heffner 2004). Esa reducción se vuelve más evidente después de los 35 años (Tan et al. 1992). La disminución de la fertilidad se evidencia en las mujeres con riesgo de menopausia precoz, incluyendo: (1) aquellas que recibieron algun tipo de tratamiento gonadotóxico para cáncer, esclerosis múltiple, lúpus eritematoso sistémico u otra enfermedad autoimune; (2) que fueron sometidas a extensas cirugías ováricas (Elizur et al. 2007); y (3) las mujeres que presentaron desordenes genéticos, como por ejemplo, síndrome de Turner (Huang et al. 2008) y portadoras del síndrome de X frágil. La estrategia para la preservación de la fertilidad femenina incluye la criopreservación del tejido ovárico, de embriones provenientes de FIV y de ovócitos. El congelamiento de todo el tejido ovárico potencialmente permitiría la preservación de mucho más ovócitos (Wang et al. 2002), pero en los humanos no se ha realizado de modo aceptable. Además, la criopreservación del tejido ovárico con transplante necesita que se hagan dos procedimientos quirúrgicos, y en pacientes con cáncer, aún existe la posibilidad remota de reintroducción de las células malignas. Fueron publicados solamente algunos casos de nacidos vivos con esa técnica (Donnez et al. 2004). Actualmente, la criopreservación de embriones es la opción más utilizada. Presenta buenos resultados, pero existe el inconveniente de retrasar el inicio del tratamiento completo de 2 a 5 semanas, de producir altos niveles de estradiol, lo que puede ser perjudicial en ciertas patologías malignas y, de necesitar la participación de una pareja del sexo masculino. Al contrario, con la criopreservación de embriones, la criopreservación de ovócitos no necesita pareja del sexo masculino y evita los problemas éticos, legales y religiosos.

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2010-01-29   |   565 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 5 Núm.3. Septiembre-Diciembre 2009 Pags. 6-8 AHE 2009; 5(3)