Autor: García Cáceres Uriel
Pedro Weiss estudió de manera permanente la realidad que le rodeaba. Fue un disconforme que atisbó todo lo que caía en sus manos, con curiosidad insaciable. Especialmente todo lo que tenía vida o lo que influía sobre ella. Se tratase de un cráneo pre-inca de Calca, de una momia de Ancón, las características del perro chino, los hematíes de la sangre de las lagartijas en los riscos desérticos de la costa, los cambios estructurales producidos en los tejidos y las células, de estimular la creatividad plástica en su discípula y compañera o de las creencias de las brujas de Coruca. Si todas estas inquietudes configuran a un biólogo, entonces, Pedro Weiss, fue el más sobresaliente. Además, si se considera su apasionado estudio por la realidad andina, con exaltación de los valores nacionales, entonces a él hay que decir, más que de ninguno, Pedro Weiss el biólogo del Perú. Pero, no hay qué forzar el estudio de la personalidad de este hombre dentro del marco artificial de una disciplina. Si de lo que se trata es de y rememorar y catalogar su obra, tal como él la realizó, entonces lo que hay que hacer es simplemente buscar un denominador común o, mejor todavía, el estímulo único que sirvió de impulso para su múltiple y variada actividad. Así tendremos a Pedro Weiss libre de la atadura y de la formalidad artificial de una especialidad.
2010-02-09 | 928 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 26 Núm.3. Julio-Septiembre 2009 Pags. 400-404 Rev Peru Med Exp Salud Publica 2009; 26(3)