Prologo La Etica Médica constituye un área transdisciplinaria de trabajo que compromete todos los campos, todas las especialidades, todos los niveles de complejidad médica. No obstante, la terapia intensiva (TI) es uno de los lugares en que esta problemática surge de una forma que podríamos llamar “a alta tensión”. Es, en efecto, en el seno de las salas de internación del paciente crítico, donde al médico, a la enfermera y al resto de los miembros del equipo de salud se les plantean los conflictos morales con mayor intensidad, frecuencia y complejidad. Preguntas sobre criterios de admisión, finalización de la vida, incapacidad grave, muerte cerebral, muerte digna, indicaciones y contraindicaciones de la reanimación son frecuentes en los pasillos de las salas de TI. Sin embargo, la obtención de una sabia respuesta en cada una de ellas no está garantizada sobre las bases de la excelencia científica del plantel de los servicios. Es necesaria una reflexión grupal, un diálogo, una interacción entre los profesionales involucrados, que a modo de una verdadera mayéutica socrática permita generar conocimientos, balancear valores, elegir caminos. Esto a su vez implica una actitud de respeto hacia el otro, de escucha y de compromiso. Es con esta perspectiva que el trabajo realizado por los pediatras especialistas de la Sociedad Argentina de Pediatría, reunidos en el marco del III Congreso de Emergencias y Cuidados Críticos en Pediatría, adquiere su verdadera dimensión. Son ellos, quienes en un genuino ejercicio de interdisciplina, han sido capaces de analizar esta problemática y llegar a acuerdos operativos y recomendaciones generales. El número de participantes, representantes del máximo nivel científico de la especialidad en la Argentina, su dedicación y compromiso demostrado en este trabajo conjunto, es la base de su legitimación. Estoy seguro de que este documento pionero en la pediatría nacional, va a constituir una guía de mucho valor en los años venideros para la atención del niño en estado crítico en nuestro país. Dr. Horacio Lejarraga
2010-02-10 | 782 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 97 Núm.6. Noviembre-Diciembre 1999 Pags. 411-415 Arch Argent Pediatr 1999; 97(6)