Autores: Espinosa Brito Alfredo Darío, Romero Cabrera Ángel Julio, Espinosa Roca Alfredo A
A lo largo de la historia, los médicos siempre atendieron enfermos ancianos, aunque en número limitado. A pesar de ello, ya se identificaban en estos pacientes maneras especiales de expresar las enfermedades, las que se conocieron como “formas clínicas en el viejo”. Actualmente, por los cambios sucesivos ocurridos en las sociedades, especialmente durante el pasado siglo, con descensos continuos en la mortalidad y la natalidad, ya es del dominio de todos el progresivo proceso de envejecimiento de las poblaciones, que combina una mayor proporción de adultos mayores con un incremento real de su número y, aún más, de los que llegan a las edades más avanzadas de la vida. Estos cambios, propios de los países más desarrollados, se han producido en Cuba a una velocidad impresionante, que han convertido nuestra nación en un caso especial en las denominadas transición demográfica y transición epidemiológica. En nuestro país, las personas de 60 años y más, en relación con la población total, alcanzaron el 4.6% en 1907, el 4.8% en 1919, el 5.1% en 1931, el 5.6% en 1943, el 6.7% en 1950, el 9.2% en 1970, el 10.9% en 1981, el 14.3% en el 2000, el 16.6% en el 2007 y se pronostica el 25% para el 2025. Sin embargo, para la planificación y organización de los servicios, lo más importante es conocer también que de una elevada cifra que existía ya en el 2007, de 1 823 069 adultos mayores de 60 años, se pronostica un crecimiento de más de un millón para el año 2025, donde se alcanzará la cantidad de 2 918 713.
2010-02-12 | 1,524 visitas | 1 valoraciones
Vol. 48 Núm.4. Octubre-Diciembre 2009 Pags. 135-138 Rev Cubana Med 2009; 48(4)