Autor: Carballo Junco José Antonio
El médico canadiense Hans Seyle identificó tres etapas en la respuesta del estrés. En la primera, llamada de alarma, el cuerpo reconoce el estímulo y se prepara para la acción, ya sea de agresión o de fuga. Las glándulas endocrinas liberan hormonas que aumentan los latidos del corazón y el ritmo respiratorio, elevan el nivel de glucosa en la sangre, incrementan la transpiración, dilatan las pupilas y hacen más lenta la digestión. En la segunda, conocida como de resistencia, el cuerpo repara cualquier daño causado por la reacción de alarma. Sin embargo, si la tensión física o emocional continúa, el cuerpo permanece alerta y no puede reparar los daños. Si persiste la resistencia se inicia la tercera etapa, de agotamiento, cuya consecuencia puede ser una alteración producida por la agresión. La exposición prolongada al estrés agota las reservas de energía del cuerpo y puede llevar en situaciones muy extremas, incluso a la muerte. Existen múltiples alteraciones producidas por este proceso, así como enfermedades causadas o agravadas debido a tensión psicológica. Estos trastornos psicosomáticos por lo general afectan al sistema nervioso autónomo, que controla los órganos internos del cuerpo. Ciertos tipos de jaqueca y dolor de cara o espalda, el asma, úlcera de estómago, hipertensión y estrés premenstrual, son ejemplos de alteraciones relacionadas con él. Se ha reconocido desde hace tiempo que las personas son más proclives a enfermedades de todo tipo cuando están sometidas a una gran presión. Los acontecimientos negativos, tales como la muerte de un ser querido, parecen causar el suficiente estrés, sin embargo, las circunstancias positivas, tales como un nuevo trabajo o el nacimiento de un bebé en casa, también pueden alterar la capacidad normal de una persona para resistir la enfermedad.
2010-02-18 | 2,881 visitas | 13 valoraciones
Vol. 6 Núm.66. Diciembre 2010 Pags. 14-15 Odont Moder 2010; 6(66)