Esta variedad histológica de los cánceres sanguíneos, que se conceptualiza como una neoplasia del sistema linfático, se subdivide del linfoma de Hodgkin; y la principal diferencia que presenta radica en la subpoblación de células linfoides que se transforman, ya que en el linfoma de Hodgkin se denominan células de Reed-Sternberg y son un tipo de linfocitos B malignos los cuales pueden diseminarse a otros órganos del mismo sistema linfático. El linfoma no Hodgkin (LNH), además de ser más frecuente (4:1), es mucho más heterogéneo y sus subtipos son múltiples. Aunque su origen es desconocido, existen factores predisponentes como tendencias genéticas, radiaciones ionizantes y sustancias químicas derivadas de pesticidas. También algunos virus como el de la hepatitis C los cuales de forma directa pueden infectar linfocitos y transformarlos, o indirectamente como el caso del VIH sida, que al invadir y destruir las células linfoides encargadas de la vigilancia de otras células que pueden transformarse en malignas, producen la emergencia de varios tipos de tumores, entre los cuales se encuentra el LNH. Los LNH son un grupo heterogéneo de tumores linfáticos, algunos de curso indolente y comportamiento relativamente benigno y otros agresivos y con una biología más maligna. Se caracterizan como indolentes los de tipo folicular, que conservan la arquitectura normal del ganglio; tienen un comportamiento clínico lento, sin embargo, no se curan. Los agresivos se identifican por la pérdida de la estructura folicular convirtiéndose en difusos; son de curso agresivo con un desenlace fatal a corto o mediano plazo si no se los diagnostica y trata a tiempo. Sin embargo, en 30% de los casos aproximadamente, pueden presentarse adenopatías no palpables en la región mediastinal o retroperitoneal y por tanto, los síntomas llegan a ser vagos e inespecíficos. No obstante, se pueden presentar las siguientes manifestaciones clínicas: decaimiento, cansancio progresivo, fiebre inexplicable con un patrón errático, impredecible, sudoración nocturna profusa y pérdida de peso de más de 10% del habitual de manera inexplicable. Además, se pueden presentar cuadros graves como uropatía obstructiva por bloqueo ureteral, dolor lumbar nocturno y de reposo por compresión de nervios esplácnicos y el síndrome de vena cava superior por una masa mediastinal.
2010-02-18 | 717 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 33 Núm.386. Enero 2010 Pags. 12 Prescripción Médica 2010; 33(386)