Autor: Ares Caio
Como todos saben, hasta hace poco tiempo, los profesionales de la salud (psicólogos, médicos, psiquiatras y otros) que se dedicaban al estudio o a la atención de los pacientes con problemas de sexualidad, eran considerados como tipos sospechosos y de moral dudosa. El asunto era tabú y, no infrecuente, pertinente a la religión, que se encargaba de dictar las reglas y prácticas que tenían que ser seguidas por todos, indiscriminadamente, sin el menor respeto a las particularidades individuales. Se imponía un patrón común y punto. El investigador más revolucionario de la sexualidad humana, Kinsey, fue blanco de duras críticas, cuando en medio del clima postguerra, en la década de 1950, osó abrir el tema para su discusión en el mundo, cuando lanzó El informe Kinsey, fruto de sus investigaciones de la sociedad norteamericana, mayoritariamente protestante y la pequeña burguesía.
2010-02-23 | 775 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 6 Núm.1. Enero-Abril 2010 Pags. 23 AHE 2010; 6(1)