Fragmento

Como jefe de la sección de Ginecología del Instituto Nacional de Cancerología —ya hace varios años—, discutíamos y proponíamos en el servicio las diversas clasificaciones de los tumores de ovario, su anatomía patológica y sus características. Publicamos entonces el primer caso en Colombia y en la región de un arrenoblastoma ovárico y sus acciones masculinizantes. Posteriormente, los varios casos de disgerminomas, tumores de la granulosa, carcinomas ováricos, unos pocos síndromes de Meigs y otros que llegaban al Instituto con cierta frecuencia y sus resultados, nos hacían subrayar desde entonces la imperiosa necesidad de un diagnóstico temprano si queremos mejorar la supervivencia. Vinieron luego los diversos captadores tumorales y los adelantos en ecografía, radiología, resonancia magnética, etc. Desafortunadamente, aun hoy en día la historia y el examen clínico continúan siendo la base de un diagnóstico temprano en el cáncer del ovario. A pesar de numerosas investigaciones, no tenemos una prueba o examen que nos permita hacer dicho diagnóstico. Necesitamos "algo" que pueda descubrir tempranamente la malignidad ovárica; esta debiera ser una de las prioridades futuras en el campo investigativo de la ginecología oncológica.

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2010-03-17   |   636 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 13 Núm.4. Octubre-Diciembre 2009 Pags. 187-190 Rev Col Cancerol 2009; 13(4)