Uso de nuevos antidepresivos en el embarazo y el riesgo de malformaciones congénitas

Autores: Izbizky Gustavo, Otaño Lucas

Fragmento

La depresión es uno de los problemas psiquiátricos más comunes. El riesgo acumulativo de padecer un trastorno depresivo mayor para los adultos es del 6% y las cifras son mayores para las mujeres. La depresión posparto es un cuadro bien conocido, pero la que surge durante el embarazo ha sido menos analizada; su prevalencia oscila en 4-18% y el primer trimestre es el período de mayor vulnerabilidad. Por otra parte, se han comunicado síntomas depresivos en un 8-40% de las mujeres embarazadas. La depresión materna no tratada se ha asociado a resultados reproductivos y perinatales adversos: abortos, restricción del crecimiento fetal, parto prematuro, irritabilidad neonatal, menor expresividad facial y atención. El número de investigaciones sobre el efecto de la depresión materna sobre el desarrollo de los niños a largo plazo es aún menor, pero también se han descrito algunos problemas, como trastornos de conducta, requerimiento de tratamiento psiquiátrico y mayor tendencia al suicidio. Hasta hace poco, los antidepresivos eran considerados relativamente seguros durante el embarazo. En el año 2005, el laboratorio GlaxoSmithKline emitió un informe sobre la posibilidad de que la paroxetina (uno de los inhibidores de la recaptación de serotonina [IRS] más utilizados) aumentara el riesgo de malformaciones congénitas cardíacas (defectos septales auriculares y ventriculares) de 1.5-2 veces. Como consecuencia de este informe, la FDA (Administración de Alimentos y Drogas de los EE. UU.) cambió el rótulo del fármaco de la categoría C a la D. Un metaanálisis posterior del mismo laboratorio confirmó la asociación comunicada. Posteriormente, en 2007, dos estudios grandes, de casos y controles, examinaron el posible efecto teratogénico de los IRS durante el primer trimestre del embarazo, sin encontrar asociaciones significativas entre la tasa global de defectos congénitos, ni de los cardíacos en particular. Sin embargo, en uno de los estudios se halló una asociación entre el uso de IRS (particularmente paroxetina) y anencefalia, craniosinostosis y onfalocele; hallazgos que no fueron confirmados en otros estudios.

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2010-03-17   |   884 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 108 Núm.2. Marzo-Abril 2010 Pags. 101-103 Arch Argent Pediatr 2010; 108(2)