Meditaciones deontológicas a la luz de una ética actual

Autor: Villanueva Edo Antonio

Fragmento

Cuando hace un siglo un paciente necesitaba asistencia para su enfermedad acudía a su médico de la cabecera, de quien podemos decir que era, en lenguaje actual un superespecialista, ya que entendía de las enfermedades externas (piel y faneras, cirugía menor), de todos los procesos que afectaban a los órganos y aparatos internos, asistía partos y enfermedades propias de la mujer, alteraciones oculares, de garganta, nariz y oído, y aun le quedaba tiempo para ejercer funciones de psicólogo clínico y de asistente social con los familiares y el propio paciente. A pesar de cubrir tareas que hoy corresponden a ocho o nueve especialistas, su código ético era breve pero profundo. Mantenía las prescripciones hipocráticas de dedicar su discernimiento y su trabajo en beneficio de sus enfermos, guardar el secreto de todo cuanto en su profesión y fuera de ella conociera de la vida de los hombres. Más tarde agregó el precepto latino, primum non nócere y, finalmente, el algo más moderno de primero curar; si no se puede, aliviar, y siempre consolar.

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2010-03-23   |   956 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 106 Núm.2. Abril-Junio 2009 Pags. 40 Gac Med Bilbao 2009; 106(2)