Autor: Hernández Kunzel Gabriel
La Salud Mental Operacional es uno de los componentes fundamentales para el funcionamiento adecuado de toda Fuerza Militar y debe asegurarse previa, durante y posteriormente a la exposición a un conflicto, o situación estresante, propias de las funciones que ejercen los individuos militares y civiles que participan en la defensa de un país. Ante las experiencias traumáticas, el cansancio y el desgaste inherente a las operaciones militares, se generan reacciones al estrés que son respuestas naturales del cuerpo y del cerebro. Y aunque los individuos con entrenamiento y preparación para enfrentar cualquier tipo de peligro logran adaptarse mientras ocurren los acontecimientos, saliendo avante ante la situación desde el punto de vista de su salud mental, hay ocasiones en que el presenciar un acontecimiento muy grave, o experimentar una amenaza prolongada o intensa, causa lo que se denomina lesión por estrés, en donde el cuerpo y el cerebro continúan manteniendo un estado elevado de alerta, tiempo después de haber cesado el peligro. La mayoría de las personas que atraviesan por esas situaciones se afectan en algún grado, habiendo algunas que al ser excepcionalmente fuertes, logran regresar a la zona de combate. Las lesiones por estrés son el resultado de cambios físicos reales en la forma por la cual el cerebro maneja la información y el estrés, pudiendo cambiar el comportamiento con relación a la conducta desde el punto de vista emocional, mental y con relación a las respuestas físicas del cuerpo. Las lesiones mentales o emocionales relacionadas con un estrés intenso, sea este por combate u otra situación, pueden sanar rápidamente dependiendo de su gravedad y de si se les presta una atención adecuada. Pero hay oportunidades en que esto no sucede, perdurando los síntomas con dolor emocional constante, o con incapacidad para desarrollar la vida cotidiana, a menos que se consiga ayuda profesional. La probabilidad de padecer una lesión por estrés intenso como el generado durante el combate por ejemplo, se incrementa a medida que aumenta la exposición al mismo y con mucha frecuencia no se reconoce totalmente, sino hasta después de que los síntomas persisten durante los periodos de vacaciones, a pesar del descanso y la recuperación. Cuando emociones como miedo, tristeza, impotencia y horror persisten, se altera el funcionamiento global del individuo en forma conflictiva, comprometiendo además su capacidad operacional.
2010-04-06 | 765 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 17 Núm.1. Enero-Junio 2009 Pags. 9-11 Rev Med 2009; 17(1)