Trastorno obsesivo compulsivo en niños y adolescentes

Autor: Villarreal Ramírez Roxana Julieta

Fragmento

Los trastornos de ansiedad —serios problemas de salud que afectan el comportamiento, el pensamiento y los sentimientos de la persona que los padece— ocupan el primer lugar entre las enfermedades psiquiátricas a nivel mundial. Estudios epidemiológicos muestran que son los de mayor prevalencia en nuestra población, y aunque aún no han sido reconocidos del todo como problema psicopatológico en la infancia, de tiempo atrás se conocen síntomas adversos que se conceptualizan como formas de ansiedad en los niños. Los trastornos de ansiedad están entre las formas más prevalentes de psicopatología infantil, sea por características personales del niño, o por un funcionamiento familiar aún no bien definido. Niños, adolescentes y adultos viven los problemas de salud de manera diferente, y los trastornos de ansiedad no son la excepción. Aunque por lo general los síntomas suelen ser iguales, difiere cómo se manifiestan en cada etapa; en los niños y los adolescentes puede ser complicado identificarlos, a veces consisten en formas de comportamiento que si bien son normales a cierta edad, en otra son poco apropiadas. Para determinar si es necesario el tratamiento, los padres y los especialista deben descubrir si el paciente está pasando por algún tipo de “etapa”, misma que tarde o temprano puede superarse, o si en realidad tiene inconvenientes más profundos que pueden trastornar su vida. Es común que el trastorno obsesivo compulsivo se presente al mismo tiempo en cualquier otro tipo de trastorno de ansiedad. No siempre es fácil determinar la ansiedad en los niños; no hay síntomas patognomónicos de la angustia-ansiedad y sus manifestaciones son polimorfas: a) Malestar general perceptible en su apariencia, gestos, voz, rostro. b) Perturbaciones funcionales del sueño, de la alimentación, del funcionamiento digestivo, etc. c) Quejas somáticas variadas que pueden ser de cualquier parte del cuerpo; dolor de cabeza, de vientre, etc., sin que haya un verdadero dolor físico.

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2010-04-16   |   595 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 33 Núm.389. Abril 2010 Pags. 4-5 Prescripción Médica 2010; 33(389)