Autor: Arencibia Rodríguez Lourdes
En primer lugar, quiero agradecer la gentil invitación que me formularon mis colegas de la Editorial José Martí/Arte y Literatura a impartir nuevamente una conferencia de comienzo de jornada y en particular a la querida amiga Cecilia Infante, el alma de este evento. La elevada competencia, la eficiencia organizativa y el encanto particular que ponen Cecilia y su equipo de colaboradores son proverbiales y contribuyen decisiva y consecutivamente al éxito de estos encuentros que en sólo tres ediciones se han convertido en cita obligada para los profesionales de la traducción y la interpretación en este lado de la geografía. Sean pues, para ellos, mis palabras iniciales con un reconocimiento muy especial a su labor. El oficio de mediador lingüístico entre individuos o grupos humanos de distintos hablares, -paso por alto solamente aquí, en esta observación puntual, la distinción entre lo oral y lo escrito que es de rigor a medida en que nos vamos adentrando en el ámbito de este tipo de mediación- si no se le reconoce como el quehacer más antiguo del mundo, se disputa el lugar con honores con el que lo ocupe por decisión de los árbitros...
Palabras clave: .
2003-01-20 | 518 visitas | 1 valoraciones
Vol. 9 Núm.2. Mayo-Agosto 2001 Pags. 155-162. Acimed 2001; 9(2)