Editorial

Autor: Zambrano González Mario

Fragmento

Magia. El ademán teatral, la expectación de la audiencia, la prestidigitación y el asombro ante lo inesperado… que ya se esperaba. La magia ejerce una fuerte fascinación ante lo inexplicable en apariencia, y que sin embargo intuimos tiene una explicación, pero también ante la potencial fuerza obscura al entendimiento que es rebelión a la razón. La posibilidad de esa energía mística solo al alcance de los iniciados y que con autosuficiencia y hasta elegancia se construye un mundo aparte, a salvo del comedimiento a los conocimientos asentados y a la par de los poderes instituidos. Aun lado del arte y entretenimiento, se yergue también el ejercicio de la magia con fines más pragmáticos. Con este tipo de magia tratamos todos los días, a veces con un hada de musa, y otras con una bruja. Cuando es la bruja quien inspira se pliega a los mandatos del mal congénito en la cultura occidental: el comercio. Es magia barata, de pacotilla, con misterios tan superficiales que un soplo de explicación descubre. Pero no hay quien sople. Con el fin único de obtener más ganancias y abusando de la ingenuidad de las masas (perdón por usar un término que habrá quien tome por peyorativo, pero que para Mao-Tsedong era casi religión), los empresarios utilizan su ausencia de curiosidad científica para, con un ademán teatral y una mentira de facto, que puede no ser mentira textual, vender sus productos. La avidez por el remedio sencillo y sin esfuerzo toma su papel y el ciclo se cierra. El engaño se culmina y alimenta el interés de los beneficiarios por continuarlo y agrandarlo.

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2010-05-13   |   1,798 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 25 Núm.1. Enero-Junio 2011 Pags. 1 Rev. Esc. Med. Dr. J. Sierra 2011; 25(1)