Autor: Rosales Barbosa Alejandra
Es una enfermedad crónica no contagiosa de la piel de origen multifactorial, con una base genética, la cual no pone en peligro la vida, pero tiende a reaparecer cíclicamente. De acuerdo con estadísticas mundiales, afecta al 2% de la población. En México, dos millones de personas la padecen, y se trata de una de las causas más frecuentes de consulta dermatológica. Esta patología puede afectar a cualquier persona, pero se presenta con mayor frecuencia en adultos jóvenes. Se manifiesta en placas eritematoescamosas que causan prurito y son capaces de afectar cualquier parte del cuerpo, aunque por lo general se localizan en codos, rodillas, región lumbosacra, uñas, áreas de extensión de brazos y piernas, glúteos, así como cuero cabelludo. La principal alteración se da por la hiperproliferación de células epidérmicas. En condiciones normales, el proceso de regeneración es de 28 días. En una piel psoriásica, este ciclo se completa en tan sólo cuatro días; los queratinocitos se van acumulando y la epidermis se va haciendo hiperplásica, manifestando presencia de placas gruesas y escamas abundantes. Se desconoce la causa de esta enfermedad, pero se sabe que tiene una predisposición hereditaria. Las evidencias más concretas revelan una compleja interrelación entre células epidérmicas y dérmicas con la liberación de múltiples citocinas, neuropéptidos y otras sustancias que participan en el proceso de inflamación; al parecer la célula más importante y quizá el gatillo que activa la hiperproliferación de los queratinocitos es el linfocito T. Algunos haplotipos del sistema principal de histocompatibilidad (HLA) han sido relacionados con la psoriasis, principalmente el HLA-Cw6. Recientemente se reportó el hallazgo de un gen de susceptibilidad para psoriasis familiar localizado en el extremo distal del brazo largo del cromosoma 17.
2010-05-17 | 899 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 33 Núm.390. Mayo 2010 Pags. 12 Prescripción Médica 2010; 33(390)