Autor: Torres Ramírez Armando
La pandemia de influenza causada por el A(H1N1), que se inició en México en 2009 y que persiste todavía aunque con tasas de morbilidad y mortalidad muy reducidas, no tuvo las repercusiones de las pandemias de influenza que la precedieron en el siglo XX, porque los países miembros de la Organización Mundial de la Salud se anticiparon a preparar todo lo necesario para combatirla desde 1997, año en el que ese organismo internacional emitió una voz de alarma y sugirió esa preparación, en virtud de que el virus de la influenza aviar H5N1 estaba sufriendo mutaciones genéticas y se estaba creando un nuevo subtipo de virus que ya había causado defunciones de seres humanos. La información oportuna de la OMS permitió crear estrategias para proteger a la mayoría de la población mundial y, particularmente, a los grupos más vulnerables, entre ellos las mujeres embarazadas. En este grupo, en efecto, las complicaciones pulmonares y en especial los cuadros de neumonía, obligan a la hospitalización de las pacientes con mucha mayor frecuencia y elevan las tasas de mortalidad perinatal. Los signos y síntomas de la influenza estacional (invernal), y los de la influenza A(H1N1), en mujeres gestantes, son siempre más agudos, y por su gravedad obligan a tratamientos más intensos. No obstante su gravedad, no obligan a hospitalizar a todas las pacientes, ni tampoco a comprobar con exámenes de laboratorio complejos la existencia del virus A(H1N1). A todas las enfermas se les debe clasificar, por sus signos y síntomas, de acuerdo con la escala de Triage, y su hospitalización sólo debe efectuarse cuando después de un aislamiento estricto en su domicilio, su cuadro clínico empeora, o se complica alguna enfermedad crónica debilitante preexistente (diabetes, VIH-SIDA, cardiopatía, asma, obesidad mórbida, etc.). Según la escala en la que se haya clasificado a la paciente debe aislarse en su domicilio e iniciar un tratamiento sintomático; y sólo agregar fármacos antivirales en los casos sospechosos de influenza pandémica. Sin embargo, si la enfermedad respiratoria se agrava en el domicilio o aparecen síntomas de alarma, se le debe hospitalizar de inmediato en alguna unidad debidamente equipada, que cuente con servicio de terapia intensiva. A toda la población masculina y femenina se le debe inmunizar con la vacuna contra la influenza A(H1N1), pero en particular a las mujeres sanas embarazadas, así como a las que están lactando. Debe considerarse que a las gestantes se les debe vacunar en cualquier trimestre del embarazo, pero en especial en el último, para evitar complicaciones maternas y fetales, así como elevación de la mortalidad perinatal.
Palabras clave: Influenza A(H1N1) embarazo lactancia vacuna.
2010-06-04 | 1,004 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 78 Núm.2. Febrero 2010 Pags. 121-127 Ginecol Obstet Méx 2010; 78(2)