Autores: Christie Corina, Lepera Sandra M, Giacchino Alejandro, Rey Raúl Carlos
Se trata de un paciente de sexo masculino, de 60 años de edad, que ingresó en el Servicio de Neurología con un cuadro clínico progresivo de 9 meses de evolución. Había comenzado con parestesias en los 4 miembros, notando posteriormente pérdida de sensibilidad distal en los brazos y piernas, agregando por último inestabilidad en la marcha -con caídas frecuentes- y sensación de progresión del nivel de pérdida de sensibilidad hasta el tronco, sin afectación de la función esfinteriana. Dicho cuadro se asociaba a una pérdida de peso importante, de 30 kg en aproximadamente tres meses. Como antecedentes personales el paciente presentaba hipertensión arterial, refiriendo haber padecido un fuerte hábito tabáquico y enólico hasta hace 15 años. No manifestó antecedentes familiares de importancia. En el momento del examen físico encontramos un paciente globalmente adelgazado, que presentaba como datos positivos problemas en la marcha, siendo la misma taconeante, hiperestesia en guante y en bota corta, con un nivel de hipoestesia táctil desde D6-D7, con sensibilidad vibratoria y propiocepción disminuidas en las extremidades inferiores. La alteración en la prueba talón-rodilla y el signo de Romberg fueron positivos. Los pares craneales, el tono y la fuerza estaban conservados. Tenía reflejos osteotendinosos vivos, con la excepción de normorreflexia aquiliana, no Hoffman, no clonus y reflejos plantares flexores.
2010-07-08 | 2,350 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 35 Núm.1. Enero-Marzo 2010 Pags. 55-57 Rev Neurol Arg 2010; 2(1)