Tratamiento en hepatitis C

Autor: Torres Ibarra Rocío

Fragmento

El responsable de la infección del hígado es un microorganismo de forma esférica que mide alrededor de 50nm de diámetro el cual se logró identificar en Estados Unidos en 1989 y se denomina virus C (VHC). Éste es el principal causante de hepatopatía crónica y la primera causa de trasplante hepático. De este tipo de pacientes, 20% cursa con una infección aguda; de 50 a 85% desarrolla una infección crónica y de éstos, 20% presenta cirrosis hepática a lo largo del tiempo y 1 y 4% hepatorcarcinoma. Las principales vías de trasmisión son la transfusión de sangre infectada y el uso de drogas intravenosas; sin embargo, en 30-50% de los casos no es posible reconocer un factor de riesgo, por lo que se han postulado otras vías potenciales de adquisición de la infección las cuales incluyen: diálisis, hemodiálisis, injerto, contacto sexual, tatuajes, perforaciones corporales, exposición ocupacional, trasmisión materno-fetal, contacto intrafamiliar e inhalación de cocaína. Información de la Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que alrededor del 3% de la población mundial está infectada, equivalente a 170 millones de personas. Por otra parte, datos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) señalan que en México existen cerca de un millón 700 mil personas con VHC. Se calcula que entre 75% y 90% desarrollará hepatitis C crónica, los cuales poseen alto riesgo de evolucionar a cirrosis y cáncer hepático si no se detectan y tratan a tiempo. La hepatitis es un término que indica inflamación del hígado la cual puede ser resultado de varias patologías. En el caso de las hepatitis virales, se conocen las tipo A, B, C, D, E y G. Normalmente los tipos B y C provocan mayor cronicidad. Y la que causa más daño es la tipo C, ya que 75% de estos pacientes van a desarrollar una hepatitis crónica. Por desgracia este tipo de males no causan síntomas y los enfermos tardan de diez a 20 años para que ser diagnosticados sólo al sufrir una hepatitis aguda y presentar su piel un color amarillo, que su excremento sea de color blanco y sufran pérdida de peso y dolor abdominal.

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2010-07-15   |   558 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 33 Núm.391. Junio 2010 Pags. 12 Prescripción Médica 2010; 33(391)