Autor: Balparda Arias Jon Kepa
Cuentan los historiadores y estudiosos que a Leonardo Da Vinci le encantaba observar la naturaleza, pues consideraba que ella poseía el balance perfecto entre funcionalidad y hermosura. Evidentemente, la presente fotografía es una muestra fehaciente de ello; no sólo hace que el sol se levante cada mañana de su sueño para cumplir la misma labor encomendada desde el principio de los tiempos, sino que hace alarde de miles de colores, matices e iluminaciones para anunciar su entrada. Definitivamente, cada segundo de un amanecer es una obra de arte que no habrá de volver jamás.
2010-07-30 | 724 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 28 Núm.2. Julio-Diciembre 2009 Pags. 97-98 Med UPB 2009; 28(2)