Autor: Salamanca Gómez Fabio
Hace solo unos pocos años, los telómeros eran apenas una curiosidad de los especialistas que dedican su interés científico al conocimiento de los cromosomas. Los citogenetistas sabían que los telómeros, las porciones localizadas en los extremos de cada uno de los brazos de los cromosomas, le confieren estabilidad a estos organelos y le permiten a la célula un patrón de comportamiento regular durante el ciclo celular. Se conocía, así mismo, que los daños en esta estructura terminal ocasionados por agentes que alteran la estructura cromosómica, conocidos en forma general como agentes mutagénicos y clastogénicos, de muy diversa naturaleza física —como las radiaciones—, química —como numerosos agentes terapéuticos— o biológica —como los virus—, pueden producir importantes alteraciones en la estructura cromosómica: translocaciones, deleciones, inversiones o presencia de cromosomas en anillo. En este último caso, al perderse las porciones teloméricas responsables de la estabilidad cromosómica, por daños ocasionados en el brazo corto y en el brazo largo del cromosoma, los extremos “pegajosos” tienden a unirse entre sí y se da origen a una estructura circular conocida como anillo cromosómico. Pacientes con uno de tales cromosomas tienen síndromes caracterizados desde el punto de vista fenotípico, por graves malformaciones congénitas y retardo psicomotor importante, ya que han perdido genes localizados en las porciones terminales de los brazos del cromosoma.
2010-08-13 | 1,402 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 146 Núm.2. Mayo 2010 Pags. 160-161 Gac Méd Méx 2010; 146(2)