Autor: Cañedo Andalia Rubén
Desde pequeño me gustó la Medicina. Mi padre era cardiólogo. Aun cuando no pude estudiar esta carrera, mi identificación con esa esfera del conocimiento fue siempre muy alta. Por ello, al solicitar empleo, tras la salida de la universidad, lo hice a un centro de la salud: el Instituto de Gastroenterología, el cual, al no disponer de plaza vacante, me facilitó el ingreso al Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas. Al iniciarme en mis labores como bibliógrafo en el área que se ocupaba de tramitar esta clase de solicitudes en el centro, me percaté muy pronto de los grandes obstáculos que significarían una serie de términos totalmente ajenos al conocimiento que había adquirido como parte de mi formación universitaria. Los diccionarios y mi interés por entender de qué se trataba me ayudaron mucho en cada caso para avanzar progresivamente en la comprensión de las búsquedas recibidas. Pero hoy todavía, a más de 20 años de labor ininterrumpida en el área de las ciencias médicas, me considero casi un analfabeto en muchísimos temas y en algunos, como los relativos a las llamadas ciencias básicas: bioquímica, fisiología, genética y la estomatología.
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2010-08-17 | 427 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 19 Núm.3. Marzo 2009 Pags. . Acimed 2009; 19(3)