En un artículo recientemente publicado he acentuado la importancia en el tratamiento de las deshidrataciones agudas del lactante en general y de la toxicosis en particular, del método preconizado por Schick y Karelitz en 1931. Dado lo poco que se ha difundido el procedimiento entre nosotros, quiero insistir sobre el punto, agregando los últimos resultados obtenidos en Norte América y Alemania. La inyección endovenosa común, fuera de las dificultades especiales que implica en la primera infancia, no es posible repetirla varias veces diaria y prolongadamente. Por otra parte, la influencia de la velocidad con que se inyecta venosamente el líquido, influye poderosamente en su absorción y en la utilización de las substancias en él diluídas, con un mínimum de accidentes, como lo demuestran las experiencias de Hirshfels y Hyman.
2010-09-09 | 636 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 108 Núm.5. Septiembre-Octubre 2010 Pags. 476-477 Arch Argent Pediatr 2010; 108(5)