La razón y su historia

Autor: Carballo Junco José Antonio

Fragmento

La historia de la racionalidad está hecha de crisis, revoluciones e interrupciones. Su tierra de origen es Grecia. Existen diferentes formas de racionalidad en el mundo, pero la historia de la razón es la historia de la importancia de la palabra, y el paso de la persuasión a la búsqueda de la verdad, utilizando la razón. Una filiación, fundada por Occidente, se impone: es la relación entre la observación, la experimentación y la teoría. Y todo esto implica rigor, referencias y demostración. Porque la verdad no se impone sola; está sujeta a la obligación de verificación experimental en el campo de la ciencia, utilizando el espíritu crítico como instrumento. Lo esencial de nuestra filosofía occidental estriba en esta progresión hacia la racionalidad. Y es que la razón no es inherente al pensamiento. La humanidad creó, en un momento de su historia, un género desconocido hasta entonces, que es el pensamiento racional. En otras palabras, tuvo que inventar la razón. Y qué mejor lugar para esta creación que la Grecia clásica donde, por razones contingentes, se concentraron unos hombres que inventaron este género original que no tenía equivalente. La palabra es una techné, un saber aplicado, que se aprende. Para convencer, hay que saber hablar; esto dio nacimiento a una profesión: los institutores, maestros sofistas capaces de enseñar a otros a hablar bien, a usar los argumentos y a convencer. Si bien este movimiento duró apenas 30 años del siglo de Pericles, produjo una aceleración histórica nunca vista. A los sofistas se les opuso la tradición religiosa representada por Esquilo y sus dioses omnipresentes. En medio de esta confrontación surgió un extraño personaje: Sócrates. Él era a su modo un sofista; no abría escuelas pero su oficio consistía en hablar. Y lo hizo desarrollando una violenta crítica contra la tradición religiosa y contra los sofistas, siempre con el punto de partida de la palabra. Platón, poco después, se propuso construir, con la sola ayuda de la palabra un discurso que sería juez de todas las demás palabras. Así es como arma un dispositivo de argumentos con rigurosas etapas de evolución. Este arte del diálogo se llama dialéctica, la cual se opone a la técnica retórica del sofista, busca crear certidumbres duraderas en el interlocutor más allá del panteón de dioses esquiliano y distingue entre “persuasión” y “convicción”. Es posible lograr la adhesión a un pensamiento de todo hombre de buena fe. Los hechos no bastan, pues la acción es la experiencia singular de un individuo ante circunstancias singulares. Los hechos pueden ser contradictorios y destruirse unos a otros.

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2010-09-28   |   5,312 visitas   |   3 valoraciones

Vol. 7 Núm.74. Septiembre 2010 Pags. 20-21 Odont Moder 2010; 7(74)