Gemelos: singularidad, historia y cultura

Autores: Lugones Botell Miguel A, Ramírez Bermúdez Marieta

Fragmento

Quizás sea el encanto, la singularidad, la atracción, la sorpresa y hasta el misterio y la poesía que tienen los gemelos —con más relevancia en los idénticos— de poder sentarse y mirarse uno al otro, casi en planos idénticos y hasta en dimensiones similares, lo que pudiera explicar, de alguna manera, todo la connotación que ha tenido este fenómeno biológico a través de los tiempos. Solamente fijándonos en la igualdad que tienen y representan a la vez, basta para en un análisis profundo, meditar y hasta sobrecogernos, sobre todo lo que atrae este misterio. Es un ejemplo, casi exclusivo, de estar hecho a la imagen y semejanza, uno del otro, según reza el credo cristiano. La similitud que hay entre algunos gemelos ha sido señalada en muchas de sus facetas como algo asombroso, pues han llegado a ser confundidos hasta por sus propios padres. Existe también entre ellos, una notable semejanza en la estructura orgánica, en la predisposición a adquirir determinadas enfermedades, en el carácter, en la inteligencia, llegando a dar incluso las mismas huellas dactilares, si se trata de gemelos uniovulares de la especie humana. Se ha citado el caso por Galton de una gemela que le habló a su propia imagen en un espejo, convencida de que conversaba con su hermana. David Guston refiere que en la década de los años 30 del pasado siglo XX, dos gemelos idénticos nacidos en Norteamérica fueron adoptados por dos familias diferentes, siendo muy pequeños, y se separaron a más de mil millas de distancia. No tuvieron más noticias uno del otro durante 20 años, pero cuando se volvieron a ver, se habían casado con dos muchachas de un tipo parecido, de la misma edad, los dos se habían hecho electricistas, trabajaban en distintas sucursales de una misma firma y poseían perros de idéntica raza.

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2010-10-20   |   845 visitas   |   1 valoraciones

Vol. 26 Núm.3. Julio-Septiembre 2010 Pags. Rev Cubana Med Gen Integr 2010; 26(3)