Autores: Ponce Mirna, Flores Yvonne N, Mudgal Jyoti, Huitrón Gerardo, Halley Elizabeth, Gallegos Carrillo Katia, Salmeron Castro Jorge
Antecedentes: La prevalencia actual de depresión en México es de 9.1% en las mujeres y de 2.9% entre los hombres. En conjunto, la prevalencia de depresión entre la población general de México es de 6.2% durante el transcurso de la vida. Diversos estudios señalan que los individuos que presentan a edades tempranas un trastorno depresivo es más probable que más tarde en su vida sufran un episodio depresivo. El riesgo de presentar una recurrencia de depresión 24 meses después del primer episodio es de 37.3%. En México hay escasa información sobre la prevalencia de depresión entre los adolescentes. Las investigaciones señalan que los adolescentes son vulnerables a padecer problemas de salud tanto físicos como mentales. Durante la transición del desarrollo de la adolescencia, las mujeres son más vulnerables que los hombres a padecer este tipo de problemas, entre los que se encuentra la depresión. Las formas en que los adolescentes se adaptan y se convierten en adultos pueden protegerlos o ponerlos en riesgo de presentar trastornos depresivos y subsecuentes trastornos físicos y mentales. El acto de divulgar (platicar con un confidente) implica compartir pensamientos e ideas personales con otros y es un importante mecanismo por medio del cual los adultos y los niños forman relaciones cercanas y desarrollan una buena salud mental. Objetivos: El objetivo de este estudio fue determinar la asociación entre el tipo de confidente y el trastorno depresivo e identificar algunos riesgos potenciales y factores protectores de depresión en una muestra de jóvenes mexicanos. Planteamos la hipótesis de que no contar con un confidente podría estar asociado con niveles más altos de sintomatología depresiva, asociación que podría ser distinta de acuerdo con el sexo. Métodos: Se utilizaron los datos transversales recabados en 1079 jóvenes y adolescentes de 11 a 20 años, quienes fueron reclutados para participar en el Estudio Cohorte de Trabajadores (ECT) entre los años de 2004 a 2006. El ECT incluye niños y familiares de trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Morelos y del Instituto Nacional de Salud Pública, ambos localizados en la ciudad de Cuernavaca. También se seleccionó una muestra similar de participantes de los trabajadores de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) en Toluca, capital del Estado de México. Los participantes de las tres sedes están en seguimiento en el estudio de cohorte prospectivo sobre salud y estilos de vida. Se administró un cuestiona cuestionario autoaplicado para obtener información sobre datos sociodemográficos, estilos de vida, estado de salud y calidad de vida. Se realizaron análisis bivariados y multivariados para determinar la asociación entre el tipo de confidente y niveles de sintomatología depresiva controlando por factores sociodemográficos. Adicionalmente, se realizaron análisis estratificados bajo la hipótesis de que el efecto de divulgación a un confidente (platicar con un confidente) podría variar por sexo. Resultados: En nuestra población de estudio, los hombres reportaron niveles significativamente más bajos de trastorno depresivo que las mujeres; la media de la puntuación del Inventario de Depresión de Beck (BDI) fue de 5.6 para hombres y de 8.7 para las mujeres. Entre ambos, tanto hombres como mujeres, contar sólo con amigos como confidentes se asocia con altos niveles de trastorno depresivo y contar con familiares como confidentes se asocia con menores niveles de depresión. Los hombres que cuentan con amigos como sus confidentes tienen los niveles más altos de sintomatología depresiva, seguidos por aquellos que cuentan con confidentes y de quienes cuentan como confidentes a amigos y familiares. Las mujeres que no tienen confidentes o que sólo cuentan con amigos como confidentes tienen niveles más altos de sintomatología depresiva que las que sólo cuentan con familiares como confidentes. Entre las mujeres, la sintomatología depresiva se incrementa con la edad; como lo señalan nuestros resultados las mujeres de 17 a 20 años presentaron los niveles más altos de sintomatología depresiva. En relación con otros factores asociados, encontramos que, tanto en hombres como en mujeres, el estrés financiero es un predictor de sintomatología depresiva. Conclusiones: Nuestro estudio señala que contar con un miembro de la familia con quien platicar es un factor protector contra el trastorno depresivo en esta muestra de jóvenes mexicanos. Los adolescentes que cuentan con un familiar como confidente presentan niveles de sintomatología depresiva significativamente menores que aquellos que sólo cuentan con amigos o quienes no tienen confidentes. En la transición hacia la adultez, la presencia de un familiar como confidente influye positivamente en el bienestar emocional de niñas y niños. Las intervenciones que toman en cuenta las diferentes necesidades de divulgación de los adolescentes (de contar con un confidente) podrían ayudar a reducir o prevenir la sintomatología depresiva en esta población.
Palabras clave: Adolescentes México salud mental depresión confidentes.
2010-10-28 | 592 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 33 Núm.3. Mayo-Junio 2010 Pags. 249-256 Salud Ment 2010; 33(3)