Editorial

Autor: Fernández Álvarez Jorge

Fragmento

Espero que cuando llegue a sus manos este nuevo número de nuestra Revista trauma ya estemos gozando de la hermosa ciudad de Veracruz, de su gente, de su gastronomía y de los conocimientos que obtendremos en nuestro magno evento, que como todos espero que sepan se llevará a cabo los días 18, 19, 20 y 21 de septiembre próximo. Congreso que espero sea muy exitoso ya que nuestro presidente actual el Dr. Arturo Zavala lo ha planeado y organizado con muchas ganas. En esta ocasión voy a utilizar este foro, para hacer un comentario de la imagen actual del médico. Es muy triste que en la actualidad y después de haber tenido un lugar tan importante en la sociedad, la imagen nuestra se encuentre tan devaluada. ¿Qué está pasando? No es mi propósito analizar toda la problemática que ha dado origen a esta transformación sino esbozar ciertos puntos que han contribuido a ello: • Despersonalización del enfermo: Se convierte en un numero de expediente, de cama. • Descuido en la relación médico paciente: El enfermo se convierte en un proceso mórbido y no en un ser humano con una problemática existencial, familiar y social. • Sobrecarga de trabajo: En especial en las instituciones en donde se atienden un número muy importante de pacientes. • Problemas económicos: En donde el médico por la necesidad de llevar una vida digna necesita tener varios puestos de trabajo. • Prestadores de servicio: Cada vez nos estamos convirtiendo en empleados de compañías que ofrecen servicios de salud y con esto tenemos que acatar normas y políticas empresariales, que van más a percibir ganancias económicas que la búsqueda de la salud. • Búsqueda de resultados: Por un lado los administradores de las instituciones y de las compañías de seguro, en la actualidad les interesa más la productividad en cuestión de cantidad que en calidad. Y los pacientes buscan sólo resultados y no cómo se consiguieron estos resultados.

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2010-11-05   |   488 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 5 Núm.2. Mayo-Agosto 2002 Pags. 34 TRAUMA 2002; 5(2)