Editorial

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Uno de los más grandes retos a los que asiste la medicina actual es una de las entidades que nacieron junto con el hombre, producto de los instintos básicos y la superioridad cerebral, el TRAUMA, ¿por qué entonces se considera un reto si es tan antiguo? Porque gracias a la tecnología y a la sistematización de conocimientos, se ha logrado lo que en miles de años no se logró, abatir contundentemente la morbimortalidad, sin embargo gracias a la misma tecnología y complejidad social, lo que antes era casi privativo de las guerras, ahora lo es en tiempos de supuesta paz social, favoreciendo que un lesionado de gravedad variable, pueda ser atendido en cualquier centro, no precisamente traumatológico. Por desgracia en los planes de estudio de las universidades, no se contempla al TRAUMA, como patología digna de estudiarse, no obstante que figura dentro de las primeras tres causas de muerte y aunque no tenemos cifras reales cuesta billones de pesos y afecta principalmente durante la segunda y tercera década de la vida, etapa más productiva, en la que, en promedio dos personas dependen económica y socialmente del sujeto lesionado que, un instante antes, era alguien sano, como cualquiera de nosotros, con planes y perspectivas y tan sólo un momento después puede estar gravemente enfermo. No nos podemos detener a que reconozcan oficialmente al TRAUMA como una enfermedad a la que deben asignarse recursos académicos y financieros, quienes la tengan, están obligados a difundir la experiencia adquirida de modo organizado, aprendiendo de los inevitables errores y mejorando la calidad de atención para mejorar la calidad de vida.

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2010-11-08   |   529 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 4 Núm.2. Mayo-Agosto 2001 Pags. 46 TRAUMA 2001; 4(2)