Gingivoestomatitis herpética primaria vs. úlceras aftosas recurrentes

Autor: Nava Villalba Mario

Fragmento

Se le coció la boca, le salieron fuegos, son aftas. Estas son expresiones coloquiales que hacen referencia a la aparición de múltiples úlceras sobre la superficie bucal, y que a veces parecen explicar una infección de sumo cuidado. El médico general o el odontólogo pueden menospreciar o incluso confundir estas dos enfermedades, lo que repercute directamente en el tratamiento. En México, a pesar de la escasez de estudios, existe evidencia de que la incidencia de gingivoestomatitis herpética primaria (GEHP) es alta, se presenta en edades pediátricas y adolescentes y, sobre todo, está inversamente relacionada con un factor socioeconómico demográfico, es decir, se manifiesta con mayor frecuencia en estratos socioeconómicos bajos. Por otro lado, las úlceras aftosas recurrentes (UAR) son uno de los padecimientos más comunes entre la población, alrededor de 20% puede sufrirlas, e inicia desde la segunda década de la vida. En esta revisión se comparan ambos padecimientos y se subrayan las características clínicas que pueden ayudar al clínico a diferenciar ambos procesos. Gingivoestomatitis herpética primaria (GEHP) La GEHP es la primoinfección por virus herpes simplex 1 (VHS-1); si bien la infección inicial puede ser subclínica, un porcentaje importante de pacientes puede experimentar manifestaciones agudas en forma de GEHP. Aparece con mucha frecuencia antes de los diez años de edad y se transmite a través del contacto directo con las lesiones o por medio de la saliva. En México, la característica secundaria y repetitiva de infección por VHS-1 en el borde bermellón es conocida como fuego labial, y un elevado porcentaje de individuos que la padece desconoce que se trata de una infección viral altamente contagiosa. De hecho, son el padre y la madre quienes manifiestan la enfermedad. El principal elemento de contagio tiene lugar cuando éstos besan a sus hijos en fases eruptivas o descamativas; evidentemente otros integrantes de la familia o personas ajenas pueden ser quienes inoculen el virus.

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2010-11-09   |   1,470 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 2 Núm.9. Octubre 2008 Pags. 10-13 Rev Mex Odon Clín 2008; 2(9)