Editorial

Completo

El trabajo de la consulta odontológica se centra en restablecer cuanto antes aquello que merma la salud del paciente. Es de gran trascendencia que nunca olvidemos los odontólogos que alrededor de la sintomatología de nuestros pacientes –ya sea que se trate de la simple consulta rutinaria o de padecimientos que cursen con molestias identificables– existe siempre cierta expectativa, un estado de ánimo. Y mientras esperan su turno ya se están imaginando si será molesto o doloroso esta vez. Muchos pacientes lo ven como un sacrificio en pos del bienestar, la salud e incluso la belleza, mientras que, por ejemplo, los niños, son obligados por sus madres; o los adultos que van porque ya es preferible ese dolor, pues terminará con el otro más agudo que ha durado quizá noches de insomnio e incluso les ha impedido comer. Sin embargo, una vez que no hay escapatoria y se encuentran entre el respaldo y el instrumental, viene una sensación de alivio al saber que están en buenas manos y su problema, en vías de solución. Es por esta razón que los médicos odontólogos deberíamos echar mano de todo aquello que nos permita una mayor empatía con el paciente, identificar cuando éste se siente angustiado y ansioso, y al mismo tiempo tener la paciencia necesaria para comunicarle la tranquilidad que precisa para dejarse realizar todos los procedimientos que requiere su tratamiento. Bien se dice: “la confianza y la seguridad son tan importantes como el dominio de las técnicas de anestesia”. El paciente espera ser visto como una persona integral, que experimenta diversas emociones, que enfrenta diferentes situaciones médicas justo en el momento de visitarnos. El objetivo ideal es que salga de nuestra consulta con una valoración completa, con recomendaciones, con nuevas citas, con posiblemente propuestas de visita médica general o incluso con sugerencias para el mejoramiento de su calidad de vida. Eso precisamente es lo que hará que, cuando se encuentre en la sala de espera, esté ansioso por entrar a platicar y a que lo consultemos; eso se llama ética profesional, se llama responsabilidad.

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2010-11-12   |   551 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 1 Núm.1. Noviembre 2009 Pags. 2 Rev Nal Odontol Méx 2009; 1(I)