Autores: Piloto Padrón Mercedes, Cruz Silva Dianelys, Águila Setién Sonia, Pernas González Abel
Según la Organización Mundial de la Salud ocurren 529 000 muertes por año debido a complicaciones del embarazo y el parto. La hemorragia posparto es la causa más frecuente y la responsable de la cuarta parte de las muertes maternas que ocurren. El manejo activo del tercer periodo del parto, implementado en nuestro país en 2005, es una de las intervenciones efectivas para prevenir y disminuir la hemorragia posparto. Objetivo: Evaluar el impacto de la introducción del manejo activo del alumbramiento sobre la ocurrencia de hemorragia posparto y complicaciones graves maternas en el año 2005 en el Hospital Docente Ginecoobstétrico "Eusebio Hernández". Métodos: Se realizó un estudio observacional, comparativo, longitudinal, retrospectivo y homodémico, en el cual se estudiaron las historias clínicas de 804 pacientes que tuvieron un parto transpelviano en el año 2003 donde se manejó el tercer periodo del parto de manera expectante y 820 historias clínicas de pacientes que tuvieron un parto transpelviano en el año 2005 y el alumbramiento se manejó de manera activa. Resultados: El manejo activo del alumbramiento estuvo asociado con disminución de: la hemorragia posparto (riesgo relativo (RR): 0.52; intervalo de confianza (IC del 95%): 0,44 a 0,61); del hematocrito (RR: 0,56; IC del 95%: 0,48 a 0,65); del uso de transfusiones (RR: 0,27; IC del 95%: 0,10 a 0,73). No hubo diferencia significativa entre los dos grupos respecto al uso de uterotónicos adicionales (RR: 0,86; IC del 95%: 0,59 a 1,24) y no se presentaron complicaciones graves maternas. Conclusión: El empleo sistemático del manejo activo del tercer periodo del parto es mejor opción que la conducta expectante en cuanto a la pérdida de sangre y otras complicaciones maternas.
Palabras clave: Impacto materno del manejo activo del alumbramiento
2010-11-17 | 1,284 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 36 Núm.3. Julio-Septiembre 2010 Pags. 322-332 Rev Cubana Obstet Ginecol 2010; 36(3)