Autor: González García José Alberto
Es un procedimiento que se inició en Alemania a principios de la década de 1980, su aplicación para la resección de lesiones rectosigmoideas es cada vez más aceptada. Este método se emplea para tratar localmente el adenoma, que es una tumoración frecuente, ya que ofrece grandes beneficios y resultados excelentes. Para ello se utiliza un rectoscopio de cuatro centÃmetros de diámetro por 20 de largo con un dispositivo con cuatro canales de trabajo sellados con válvulas de hule que impiden la fuga de gas; un sistema óptico compuesto por una lente que ofrece una visión tridimensional estereoscópica con un ángulo de 40° sobre el campo quirúrgico. Dispone de un portaagujas, fórceps, aplicador de clips; una unidad de electrocirugÃa con corriente bipolar para disección y coagulación, asà como también de un equipo para irrigación y succión de agua que se pueda colocar a través del rectoscopio. Además, se necesita de la unidad endoquirúrgica para insuflación del recto que dé una medida constante y controlable de la presión endoluminal. Cabe señalar que cada paciente debe ser evaluado mediante un examen clÃnico completo, que incluya rectosigmoidoscopia, colonoscopia, ultrasonido transrectal, biopsia y estudio histopatológico de la lesión, asà como exámenes de laboratorio de rutina, que contemplen antÃgeno carcinoembrionario, coagulograma y electrocardiograma. Dos dÃas previos a la cirugÃa, se le prescriben al paciente antibióticos: cefalosporina de tercera generación y metronidazol. Veinticuatro horas antes, se le indica lavado mecánico con cuatro litros de agua con Nulitely, y dieta lÃquida. El dÃa de la intervención, debe estar en ayunas. Con respecto a la administración de anestesia, se sugiere que sea general, a fin de controlar el dolor y permitir la relajación de los músculos del esfÃnter —la cual debe ser óptima—, ya que en este tipo de intervención se introduce el rectoscopio, el cual es de dimensiones grandes.
2010-11-26 | 717 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 33 Núm.396. Noviembre 2010 Pags. 8 y 10 Prescripción Médica 2010; 33(396)