Una sonrisa armónica que muestra dientes bien alineados, de color homogéneo y con sus bordes inÃciales siguiendo una lÃnea que acompañe la forma de los labios, es uno de los dones más preciados que la naturaleza puede concederle a un ser humano. El odontólogo posee recursos siempre y efectivos que le permiten devolver a la sonrisa la armonÃa perdida o que nunca tuvo, corrigiendo otros desórdenes vinculados con la función, el equilibrio oclusal y la prevención. Por supuesto, deben tomarse en consideración los siguientes factores: 1. El color de los dientes. Se manifiesta por el reflejo de la luz que incide sobre ellos. Esta reflexión no es total, porque parte de la luz es absorbida, otra es trasmitida y un porcentaje se refleja dando la ilusión del color. Esta ilusión depende de numerosos factores: la textura del diente, la temperatura, la intensidad y el color de la fuente de luz, el color de los labios y de la ropa del paciente, el color de la ropa de protección que el paciente utilice en el consultorio, los colores ambientales y otros. Ya que la determinación del color de un diente sigue siendo un acto subjetivo, depende de la capacidad perceptiva del operador, su estado de ánimo, la fatiga ocular y su sentido artÃstico. Un mismo operador en dÃas diferentes puede seleccionar colores diferentes par aun mismo caso.
2010-11-29 | 754 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 4 Núm.39. Octubre 2007 Pags. Odont Moder 2007; 4(39)