Autor: Carballo Junco José Antonio
La curiosidad de los pueblos antiguos con respecto al dÃa y la noche, al Sol, la Luna y las estrellas, les llevó a la conclusión de que los cuerpos celestes parecen moverse de una forma regular, lo que resulta útil para definir el tiempo y orientar. La astronomÃa solucionó los problemas que inquietaron a las primeras civilizaciones, es decir, la necesidad de establecer con precisión las épocas adecuadas para sembrar y recoger las cosechas y para las celebraciones, asà como de orientarse en las largas travesÃas comerciales o en los viajes. Los que observaban las estrellas en la antigüedad intentaban fijar por dÃas e incluso los meses y los años en un sistema de tiempo coherente, o calendario. Como ni un mes completo ni un año completo contiene exactamente un número entero de dÃas, los creadores de calendarios asignaban a los sucesivos meses o años diferente número de dÃas, que sacando una media, se aproximara al valor real. Asà pues, el calendario moderno incluye 97 años bisiestos en cada periodo de 400 años, de modo que el número medio de dÃas por año sea de 365,2425, muy próximo a 365,24220, el determinado astronómicamente.
2010-11-29 | 1,041 visitas | 1 valoraciones
Vol. 4 Núm.40. Noviembre 2007 Pags. Odont Moder 2007; 4(40)