Fragmento

El dolor es un síntoma prevalente en 30% de los pacientes con cáncer al ser diagnosticados, y en más de 70% de aquéllos con enfermedad metastásica avanzada. El tratamiento del dolor oncológico sigue basándose en el uso secuencial de fármacos, de acuerdo a la escalera analgésica de la Organización Mundial de la Salud (OMS), obteniendo alivio hasta en 90% de los pacientes. El uso de buprenorfina se remonta al menos 30 años en el tratamiento del dolor relacionado con cáncer; no obstante, su popularidad se ha limitado por los efectos colaterales de las formulaciones parenterales y sublinguales de liberación inmediata que originalmente implicaba su uso. Actualmente, se reconoce que la vía parenteral es una alternativa a la vía oral en el tratamiento del dolor oncológico. La formulación sublingual de buprenorfina produce concentraciones plasmáticas muy variables, con efectos máximos y mínimos que inducen acontecimientos adversos prevalentes, sobre todo en el anciano. La buprenorfina se ha identificado durante años como un opioide con efecto agonista parcial con efecto techo que limitaba su uso clínico, suposición basada solamente en estudios en animales. En la clínica humana nunca se ha demostrado un efecto techo respecto de la analgesia y ha actuado como un agonista μ puro. Además, ha mostrado una eficacia plena y potentes acciones antinociceptivas, antihiperalgésicas y antialodínicas sin efecto techo. La buprenorfina se une al receptor opioide μ y se caracteriza por una disociación lenta, lo que en teoría podría impedir la eficacia completa del opioide añadido; sin embargo, en el intervalo posológico analgésico produce un efecto de magnitud compatible con un tipo de interacción aditiva. El desarrollo reciente de un sistema de liberación transdérmico de buprenorfina ha brindado una nueva oportunidad de aprovechar este medicamento en el tratamiento de dolor crónico moderado a severo, oncológico y no oncológico.

Palabras clave:

2010-12-08   |   1,367 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 7 Núm.4. Julio 2010 Pags. 4-11 Dol Foro Nal Invest Clín Méd 2010; 7(IV)