Autor: López Pérez Gerardo
Para evitar la exagerada prescripción de los inmunoestimulantes es importante recordar que son definidos como aquellos elementos farmacéuticos que de forma directa o indirecta restauran la actividad inmunológica, además de que alteran la respuesta inmunitaria, para obtener un efecto terapéutico benéfico. Son conocidos con varias denominaciones, entre las que destacan la de inmunoincrementadores, inmunorreguladores, inmunomodificadores e inmunorestauradores, sin embargo se promueve recientemente el uso del término Modificadores de la Respuesta Biológica. En infecciones recurrentes las alteraciones inmunológicas se han observado en linfocitos T3 y T4 en un 50%, quimiotaxis de neutrófilos (35%), acción bactericida de neutrófilos (30%), actividad de NK (35%), déficit de IgA (20%), déficit de IgG (5%) y disminución de la opsonización (20%). Sus efectos pueden quedar agrupados como aquellas que modifican la respuesta natural a través de la actividad sobre la fagocitosis con la estimulación rápida del fagocito e incremento de la quimiotaxis, así como, por el aumento de la actividad citotóxica de las células NK. Y hacia la inmunidad celular y la humoral, con la proliferación de los linfocitos y normalización de la relación Th CD4/Tc CD8, así como de la liberación de citocinas, mediante la estimulación de la producción de IL-2, expresión del receptor linfocitario CD25 y del interferón gama. Suprimen la variación circadiana de la IgE, y en especial el Pidotimod se observó recientemente por Papadopulos y cols, que es útil en la reducción de la expresión de células CD30. Este determinante se asocia a la alta actividad de Th-2. Estas dos últimas funciones son útiles en la terapia de enfermedades alérgicas.
2010-12-14 | 1,276 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 23 Núm.94. Octubre-Diciembre 2010 Pags. 41-42 Rev Enfer Infec Pediatr 2010; XXIII(94)