Feminismo o hembrismo

Autor: Carballo Junco José Antonio

Fragmento

Cualquier revolución victoriosa en el campo de las ideas o de las costumbres tiene que elegir entre dos caminos: asumir la victoria y ejercer el poder con responsabilidad o tratar de suprimir a la facción derrotada con el argumento de que su existencia pone en peligro las conquistas del movimiento. Quizá el acto más honesto de un revolucionario consiste en reconocer el logro de sus metas, pues al hacerlo su lucha concluye, a menos que busque aferrarse al poder. Por el contrario, la estrategia de todos los rebeldes convertidos en dictadores consiste en investigar enemigos externos o internos, en imaginar conjuras y combatir fantasmas, para dar la impresión de que la causa todavía enfrenta grandes obstáculos. Así han actuado, en los países del Primer Mundo, las vanguardias más recalcitrantes del feminismo, que, a pesar de haber ganado la pelea en todos los campos de la vida social, pretenden extirpar hasta el último vestigio de la cultura patriarcal y machista, en una cruzada revanchista que se acerca peligrosamente a la intolerancia. Desde hace mucho tiempo, en Europa y Estados Unidos, el feminismo pasó de la oposición al poder. Por méritos propios, la mujer está desplazando al hombre en el mercado laboral, ha cambiado a su favor el equilibrio de fuerzas en el seno de la familia y tiene un rendimiento escolar muy superior al de los varones. Ante su predominio en los trabajos que exigen inteligencia o destreza manual, muchos hombres empiezan a perder autoestima y se despeñan en el alcohol o las drogas.

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2011-01-14   |   1,144 visitas   |   3 valoraciones

Vol. 7 Núm.77. Diciembre 2010 Pags. 16-17 Odont Moder 2010; 7(77)