Cartas al editor

Autores: Tobar Flor, Webb Miguel, Gilardi Leonardo

Fragmento

El peor aplazo es el que nos pone el paciente Sr. Editor: Entre los recuerdos de mis años de Facultad, quedó grabada una lección que el Jefe de Cátedra de Psiquiatría nos diera para toda la profesión y la vida. Teníamos esta materia en los dos años finales, ya que el profesor solía decirnos que nunca más íbamos a verla, salvo que alguno por ahí, un poco raro, quisiera dedicarse a ella. Y tenía razón: esos “locos” a los que hacíamos a un lado no sólo eran pacientes sino que, como tales, implicaban ser personas que, en este caso, estaban enfermas, sufrían y algunos eran conscientes de sus afecciones psiquiátricas. Toda esta cuestión no era muy de nuestro agrado en aquel entonces, más lo comprendería años más tarde con el transcurrir del tiempo. Sr. Editor: La medicina mundial lentamente está registrando que la epidemia contemporánea no es ni el HIV ni el H1N1. Queda claro que nos enfrentamos con la diabetes 2 incluida o no en el síndrome metabólico X, que ha duplicado el número de casos en los últimos 10 años. También estamos, abriendo los ojos de sorpresa, aprendiendo que se trata de una epidemia y que bien puede considerarse contagiosa y pandémica. Sr. Editor: En un reciente número de Archivos Argentinos de Pediatría se ha publicado un excelente metaanálisis vinculado con la administración de fluoroquinolonas en la población pediátrica. Es importante destacar que estos antibióticos se encuentran entre los más indicados en la actualidad, en función de su amplio espectro y de la óptima penetración tisular en ciertos órganos como el hueso o el parénquima pulmonar, entre otros.

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2011-02-01   |   650 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 109 Núm.1. Enero-Febrero 2011 Pags. 95-96 Arch Argent Pediatr 2011; 109(1)