Autor: Vélez Ríos Julián Emilio
Quizás una de las palabras más empleadas en el mundo moderno y especialmente en las diferentes organizaciones, independientemente del aspecto a que se dediquen, es “calidad”. Y de esto no son ajenas las organizaciones educativas, quienes, algunas solo en el papel y otras como la nuestra, desde su propia convicción, promulgan la calidad como uno de los principios básicos en los que se fundamenta la formación de seres humanos, bien sea para ejercer una profesión o simplemente para desempeñarse como ciudadanos del mundo. Pero, ¿Qué significa calidad en educación? ¿Qué tan comprometidos y conscientes se encuentran los diferentes actores de las instituciones educativas con el concepto de calidad? ¿Cómo se puede determinar la calidad de un programa? En alguna oportunidad escuchaba en una conferencia sobre educación decir al expositor, que la calidad debe permitir ver la brecha entre lo óptimo y lo real, es decir entre cómo deben ser las cosas y como en realidad son. Mientras más pequeña sea esa brecha, mayor calidad habrá en cualquier proceso, por lo tanto, el gran objetivo de una institución en general y de un programa en particular, será hacer que esa distancia sea cada vez menor. Pero quién y cómo define qué es lo óptimo? Algunos podrían decir que la propia institución, otros que la disciplina en sí misma y otros que el entorno. Lo cierto del caso es que cada uno de ellos, con absoluta seguridad, tendrá algo que decir.
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2011-02-02 | 546 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 22 Núm.1. Enero-Junio 2009 Pags. . CES Odontología 2009; 22(1)