Autor: Parra Chacón Edgar
La Conferencia Mundial de Educación Superior realizada en Paris en el año de 1998, enfatizó que las Instituciones de Educación Superior (IES) han de enfocar los esfuerzos de desarrollo en las siguientes prioridades: la calidad, la pertinencia y la cooperación internacional. La segunda Conferencia Mundial de Educación Superior realizada en Paris en el año de 2009, avanza en los postulados sobre los fines de la formación de nivel superior y señala: La Educación Superior debe no sólo proporcionar competencias sólidas para el mundo de hoy y de mañana, sino contribuir además a la formación de ciudadanos dotados de principios éticos, comprometidos con la construcción de la paz, la defensa de los derechos humanos y los valores de la democracia. El objetivo clave es precisamente que a través de esta cooperación, el intercambio entre las IES sea un efecto positivo, que contribuya a un mejor desempeño y desarrollo de las mismas, tomando en consideración que la misma cooperación coadyuva a la calidad y pertinencia de las IES. Si bien es cierto que los procesos de evaluación de la calidad y acreditación son formas complementarias de las tendencias a regular la actividad universitaria (léase Ley No 1188 de 2008 y Decreto N0 1295 de 2010), también lo es que presentan algunos aspectos altamente positivos y otros no tan positivos. Su existencia hace que las Universidades mejoren. El problema aparece de la esencia misma de su existencia: evaluar la calidad significa comparar con un modelo previamente establecido, que es asumido como un estándar mínimo a alcanzar. Lo que genera intrincadas normativas, trámites y cristalización de conductas que replican modelos estandarizados, lo que podría ser contrario a la innovación.
2011-02-02 | 676 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 1 Núm.2. Julio-Diciembre 2010 Pags. 151-152 Rev.cienc.biomed. 2010; 1(2)