Historia universal de la infancia

Autor: Meraz Arriola Gabriel

Fragmento

La historia de la infancia aún está por escribirse. Los estudiosos suelen coincidir en que la infancia tiene la forma de un hilo de Ariadna que se oculta en el laberinto de los tiempos, un objeto invisible que ha evitado mojarse en las aguas de la historiografía. Son varias las causas que vuelven especialmente árida la tarea del historiador que se ocupa de la infancia. Tomando el aporte de la iconografía, Phillipe Ariès señaló el carácter invisible del niño en la mayor parte de las sociedades de la Antigüedad. El investigador francés reparó en el hecho de que -al menos durante todo el Medioevo- los artistas no conocían la infancia, o al menos no llegaban a representarla; el niño figuraba en la pintura no como un ser dotado de características propias, sino como una suerte de adulto en miniatura. La deformación del cuerpo infantil y el rechazo de sus rasgos específicos fueron rasgos compartidos por la estética de todos los periodos previos a la modernidad. En la opinión de Ariès, es difícil achacar dicha tendencia a una impericia técnica de los artistas; “cabe pensar más bien”, decía, que en tales sociedades “no había espacio para la infancia”. La excepción podía hacerla el arte griego del periodo helénico, pródigo en la reproducción de figuras de Eros de proporciones perfectamente aniñadas. Sin embargo, ello podría obedecer más a los ideales miméticos característicos del arte helénico que a la existencia de una concepción del niño que distinguiera el mundo adulto del infantil. Así se revela en las epopeyas del periodo clásico, donde los niños aparecen retratados como cruentos guerreros y hacen gala del mismo arrojo y valentía que los héroes adultos así como en la invisibilidad que tuvo la infancia en las obras del pensamiento helenista que cimentaron las bases de la cultura occidental. Vista como una fase de la vida que una vez superada (lo que, como se sabe, era entonces infrecuente) quedaba relegada al olvido, la infancia permaneció unida en el arte de la Antigüedad a un mundo de representaciones que la desconocía e incluso la rechazaba. En todos los casos, se ignoraba la especificidad del mundo infantil.

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2011-02-03   |   1,389 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 31 Núm.6. Noviembre-Diciembre 2010 Pags. 265-267 Acta Pediatr Méx 2010; 31(6)