Disfunción familiar y nivel de control de asma en pacientes pediátricos

Autores: Hinojos Gallardo Luis Carlos, Martínez González Israel, Upton Rivas Tammy Itzel, Cisneros Castolo Martín

Resumen

Introducción: El asma es una de las primeras causas de morbilidad y mortalidad y por lo tanto su reducción es una prioridad para mejorar la salud de la población. Parte de los factores que impiden controlar la enfermedad son los biopsicosociales como el estrés y la disfunción familiar. Entendemos disfunción familiar como un problema de interrelación en la familia misma y de ésta con las estructuras sociales que las rodean. Objetivo: Determinar si existe asociación entre el grado de gravedad de asma y la disfunción familiar medida a través de la escala de funcionamiento familiar. Método: Diseño transversal analítico, con pacientes entre tres y 14 años de edad de la Unidad de Neumopediatria del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) a quienes se aplicó la escala de funcionamiento familiar (EFF) y la clasificación de severidad de asma. Se analizaron la estadística descriptiva y la asociación de variables. Resultados: Se estudiaron 38 niños; la edad más frecuente fue de cinco años; el 50% de los pacientes tenía asma moderada persistente y el 26.3%, asma severa persistente. El 50% dio resultados positivos en la EFF de disfunción familiar. La razón de momios de disfunción familiar y asma severa fue 1.9 con intervalo de confianza para 95%, entre 1. 2 a 2. 9. Conclusiones: Lo más relevante de los resultados, es la fuerte relación entre la disfunción familiar y el nivel de gravedad del asma. Por esta razón se propone incluir el estudio de este aspecto en los niños con asma, a fin de ofrecer un tratamiento más completo y disminuir la gravedad de la enfermedad.

Palabras clave: Disfunción familiar asma factores biopsicosociales Escala de Funcionamiento Familiar morbilidad mortalidad.

2011-02-03   |   1,376 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 31 Núm.6. Noviembre-Diciembre 2010 Pags. 293-296 Acta Pediatr Méx 2010; 31(6)