Fragmento

Las picaduras de insectos son un motivo frecuente en las consultas de Medicina de Familia, Pediatría, Alergología, Dermatología y Urgencias. En este artículo vamos a repasar los insectos a los que con más frecuencia se les atribuyen las picaduras en nuestro medio, sus manifestaciones clínicas y el tratamiento de las mismas. Al mundo de los insectos pertenecen más del 80% de los seres vivos (1), y pueblan casi todos los hábitats; hay especies que incluso han evolucionado y se han adaptado a la vida marina. Se calcula que puede haber 200 millones de insectos por cada ser humano. A pesar de ser seres diminutos ejercen un papel fundamental en muchos aspectos: en la cadena alimentaria; en la geología, siendo responsables en ocasiones del remodelado terrestre; o como vectores de enfermedades. En la agricultura tienen un efecto positivo, ya que son depredadores de parásitos y sirven, por ejemplo, como fertilizantes; pero tienen su lado negativo, ya que pueden ocasionar plagas que arrasan entre un 10% y un 15% de las cosechas. Los insectos son conocidos vectores de multitud de enfermedades que pueden afectar a plantas, animales o humanos. En el mundo de la alergia pueden producir reacción directamente por picadura e inoculación del veneno; o indirectamente, por la putrefacción de los cuerpos y de las heces, siendo en este caso la clínica respiratoria, tipo asma bronquial y/o rinoconjuntivitis. Además de estos efectos más o menos conocidos por todos, los insectos tienen utilidades curiosas como es el uso de hormigas soldado como sutura de heridas en países de Sudamérica y África. La clase de los insectos es muy amplia y se divide en diferentes órdenes, según diferentes características como: la presencia o no de alas en el adulto, tipo de metamorfosis, aparato bucal, etc. En un primer término se dividen en los insectos alados (Pterigotas) y los no alados (Apterigotas). Dentro de cada una de estas divisiones hay numerosas subdivisiones.

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2011-03-03   |   285 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 40 Núm.383. Octubre 2010 Pags. 230-242 Ped Rur Ext 2010; 40(383)