Inicia el 2010. Un nuevo año y muchos retos

¡Buen inicio para todos! 
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De acuerdo con la medicina evolutiva, el ser humano está diseñado para consumir energía en el proceso mismo de obtenerla1: gastamos energía en mantenernos vivos y cumplir con la función de preservar la especie –la cual, estrictamente hablando, es nuestro objetivo en el ecosistema. Una de las grandes máximas de la humanidad, es erradicar el hambre; pero el problema en las sociedades desarrolladas, es que ya no tenemos que correr detrás de la presa o caminar largos trayectos para obtener nuestro alimento: basta con entrar a un supermercado o expendio de comida rápida. Es decir, ya no hay equilibrio entre el número de calorías gastadas con las consumidas. Esto ha generado graves problemas relacionados con la alimentación, en la sociedad occidental, representados por los dos extremos: obesidad y anorexia. Sin embargo, el problema ya no se limita a países desarrollados; ahora está presente en sociedades como la mexicana y, como se revisa en el artículo presentado en este número, ha transcendido estatus sociales y culturales. Esta revisión, alejada del morbo con el que nos lo presentan las revistas de espectáculos o los programas de televisión, plantea la gravedad de un problema que ha crecido ante nuestros ojos (y por paradójico que pueda parecer, sin que lo veamos) en la última década. El otro aspecto sobre el que quiero dirigir la presente reflexión, es acerca de uno de los riesgos (además del problema en sí mismo) de padecer cáncer, la metástasis. A pesar del impacto clínico que tiene -90% de los casos con cáncer que cursan por metástasis mueren2-, se desconocen varios de los mecanismos celulares y moleculares involucrados en este proceso. Imaginemos la cantidad de cambios que deben ocurrir en la célula (o células) que migran, que ahora son capaces de responder a estímulos no propios del tejido original donde se encontraban. Diversos grupos en el mundo, además de buscar respuestas a las diversas interrogantes sobre la metástasis, tratan de desarrollar terapias que frenen o prevengan la aparición de este proceso. Sin embargo, aún estamos lejos de lograr tan fin. Por ahora, los invitamos a leer el artículo en este número, pues la primera arma contra cualquier enfermedad es la información. 1. Campillo JE. 2004. El mono obeso. Ed. Drakontos, 240 págs. 2. Feng L et al. Cell Research 2007; 17:3-14 ATENTAMENTE MedLab Pacal.

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2011-03-10   |   653 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 2 Núm.1. Enero 2010 Pags. 3 PACAL MEDLAB 2010; 2(1)