Autor: Herrera Ricardo
Los cirujanos latinoamericanos, además de haber tenido una especialización de formación en cirugía general electiva, debemos estar también preparados para afrontar las diversas emergencias quirúrgicas y patologías traumáticas de todo tipo que llegan a nuestros hospitales. La gran mayoría de cirujanos de este continente ejerce tanto en hospitales generales como regionales y locales. Entre ellos ser cirujano implica conocer, al menos, las técnicas básicas de esta atención de emergencia. Por tal motivo, nuestros residentes deben ser formados en la práctica y en la mentalidad de tener que afrontar todos estos desafíos. Consideremos que nuestra región es un lugar donde las amenazas de desastres son diarias. Los terremotos, inundaciones, lluvias, violencia y accidentes masivos son los titulares recurrentes de nuestros diarios. Entonces, debemos estar hábiles en responder a todo ello. Nuestra preparación debe ir más allá de la técnica y del conocimiento e, incluso, debe abordar las fortalezas emocionales para poder afrontar estos retos tan intensos que pueden presentarse. Como cirujanos hemos tenido que viajar con diferentes equipos de personas a apoyar en muchos eventos: terremotos dentro y fuera del país; revueltas, hechos violentos y accidentes. Todos éstos han tenido el común denominador del trabajo intenso y de las experiencias emocionales extremas, del cansancio y del laborar bajo gran presión, con insumos escasos, condiciones de vida y trabajo precarios e inseguridad personal grave. Nos hemos percatado que no sólo basta un adecuado entrenamiento en forma integral del manejo del trauma que llega a nuestras emergencias, manejo que va desde lo prehospitalario, conocimientos adecuados de Triage o atención según severidad y clasificación de pacientes, pasando por las técnicas propiamente quirúrgicas hasta el postoperatorio y cuidados críticos; sino que también debemos conocer técnicas de manejo del estrés, toma de decisiones, además de ser líderes íntegros. Con nuestro ejemplo y trabajo debemos llevar a todo el equipo a la satisfacción de la misión cumplida cabalmente y a conciencia. Saber cuidar de nuestra seguridad y de la de los nuestros compañeros evitando decisiones imprudentes y arriesgadas, saber dominar nuestras emociones, las cuales se presentan a raudales en estas misiones, implican un adecuado entrenamiento y características personales innatas.
2011-03-29 | 2,598 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 13 Núm.1. Enero-Diciembre 2010 Pags. 3 TRAUMA 2010; 13(1-3)