Autor: Alfaro Baeza Francisco
El cáncer vulvar representa menos del 1% de las neoplasias en la mujer, es un tumor de superficie, fácilmente observable por la paciente o por el médico y asequible siempre a su pinza de biopsias, sin embargo, el 50% de los casos se diagnostica en fases avanzadas matando sólo en los Estados Unidos 900 mujeres cada año. La neoplasia intra-epitelial de la vulva continúa siendo una encrucijada de conflicto para clínicos y patólogos quienes no terminan de discutir sobre los criterios de diagnóstico y tratamiento en el afán de encontrar métodos más certeros para su detección y más eficaces y de mínima invasión para su tratamiento, ante el dramático incremento de la NIV asociado a la infección por virus del papiloma humano de las últimas décadas. Su historia natural es incierta por lo que estos temas se discuten sistemáticamente en foros internacionales. La Sociedad Internacional de Estudios de Enfermedades Vulvovaginales recientemente propuso cambios en la clasificación de la NIV, que conjuntamente a las más nuevas modalidades de su tratamiento fueron presentadas en Taller de Actualización dentro de su Congreso Mundial en Edinburgh (2009). Frente al carcinoma invasor, los cambios han sido substanciales. La efectiva pero exageradamente agresiva operación de Basset que aprendimos en los 50s ha cedido espacio a otras técnicas menos radicales con iguales resultados en años de supervivencia y mucho menor morbilidad física y mental. La solución del diagnóstico y tratamiento del cáncer de vulva es un proceso en evolución que es motivo de investigación constante a la que debemos atender cuidadosamente para tomar decisiones basadas en evidencias en beneficio de las mujeres afectadas por esta neoplasia.
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2011-04-08 | 1,089 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 3 Núm.4. Abril 2011 Pags. 3. AMATGI 2011; III(4)