Fragmento

El martes 3 de diciembre de 1833 fue para los entonces habitantes de la isla de Cuba y de todo el mundo un día como otro cualquiera, nada ni nadie presagiaba que el nacimiento de un niño, convertiría con el tiempo a ese día, en una efemérides gloriosa en los anales de la Medicina. Ese día nacería un pequeño que, 47 años después, proclamaría su teoría de la transmisión de enfermedades de un sujeto enfermo a otro sano por vectores biológicos succionadores de sangre. Este gran sabio cubano, aplicó dicha teoría a la solución del misterio acerca de la propagación de la fiebre amarilla, y descubrió al mosquito Aedes aegypti como el único agente capaz de transmitirla. Por si eso hubiera sido poco, creó el método experimental de producir formas atenuadas del mal en los seres humanos, lo que además de permitirle comprobar la veracidad de sus concepciones y descubrimientos, le posibilitó el estudio de los mecanismos inmunológicos de las enfermedades infectocontagiosas. Por otro lado, formuló las reglas básicas para erradicar al mosquito, que todavía se aplican como medida preventiva, con lo que dio inicio al procedimiento sanitario social conocido como lucha antivectorial.

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2011-05-03   |   1,314 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 2 Núm.4. Octubre-Diciembre 2010 Pags. CorSalud 2010; 2(4)