Autor: Araya G Juan Carlos
La Asociación Panamericana de Tecnólogos Médicos (APTM) es una organización de profesionales de la Tecnología Médica, sin fines de lucro, que ha convocado a las instituciones representativas de los países panamericanos para generar, establecer y cumplimentar objetivos comunes en la resolución de aquellos temas relacionados con el pleno y libre ejercicio de las competencias logradas, mostradas y demostradas durante su formación académica. La APTM, fundada en Arica (1992) durante la I Jornada de Tecnología Médica, respondió a la necesidad cada vez más evidente de contar con una estructura que pudiera comunicar transversalmente a los profesionales dedicados al área. Posteriormente, Talca (1994), Santiago (1998) y Valdivia (2000) dieron como resultado importantes acuerdos a nivel latinoamericano, tanto en el ámbito académico como en el del ejercicio de la profesión, generando un ambiente de comprensión de los problemas comunes así como de sus propuestas de solución, de compartimiento de los avances tecnológicos y científicos que cada organización aporta al desarrollo de la Carrera en los distintos países de la región y el intercambio de experiencias que favorecen el progreso y perfeccionamiento del conocimiento de cada especialidad o mención. En el marco del desarrollo del XV Congreso Chileno de Tecnología Médica, se convoca a los países de la región a la V Jornada Panamericana de Tecnólogos Médicos, y como consecuencia de esta convocatoria se revitaliza la APTM y se fija como principal meta el marcar y denotar la presencia de los Tecnólogos Médicos en el contexto panamericano a través de los medios de que se disponga, de forma tal que como gremio y, por ende, sociedad intermedia de las naciones involucradas, puedan participar de las decisiones que les son atingentes, tanto a nivel gubernamental como académico. La demostración explícita y palpable de que los Tecnólogos Médicos existen y que contribuyen significativamente al desarrollo de las ciencias médico-biológicas a los más altos niveles de toma de decisiones y configuraciones de políticas públicas, es absolutamente necesaria, generando un solo ‘espíritu de cuerpo’ o sentido de pertenencia, puesto que ante el dilema planteado de lo que hace que nuestra profesión no logre la firmeza y la solidez para ser reconocida por la sociedad en general, nos hemos dado cuenta que el título, las incumbencias y el ejercicio profesional no han sido suficientes para obtener dicho objetivo. Es necesario compartir equipos de trabajo y mesas de discusión, tanto a nivel académico como laboral, en los diversos estamentos estatales y privados. Debemos unificar criterios, dirimir inquietudes y apostar al talento de nuestras mentes para que la sociedad nos identifique como quienes le van a aportar los diagnósticos de su enfermedad a partir de la tecnología médica al servicio de la medicina. Hacer notar que los avances tecnológicos deben ser desarrollados por quienes están plenamente capacitados para su manejo y que solo ellos le brindarán la mayor confianza en el resultado final. De los Colegios o Asociaciones Profesionales deben salir los mejores criterios y las más relevantes proposiciones, porque, sin duda, son los referentes de organización y respeto, ciencia y unidad. Las premisas deseables deben ser: universales, con denotación múltiple para todas las organizaciones miembros de la comunidad panamericana, en comunión con las legislaturas, ministerios, entidades de control de la educación superior y los gobiernos mismos. El proceso de consolidación de esta organización, que pasa por lo descrito precedentemente, llevará indefectiblemente a poder instituir la Autonomía Profesional, cuya finalidad no es otra que la de aportar –desde donde estemos y en igualdad de condiciones– a la prevención, diagnóstico, pronóstico, tratamiento y recuperación de la salud de los integrantes de la sociedad en general y consolidar de este modo su accionar, contribuyendo de este modo al Bien Común. La autonomía significa el derecho que los profesionales tienen a organizar y reglamentar sus actividades. Las organizaciones profesionales, a través de instrumentos como códigos de ética y deontología, asumen el compromiso de garantizar la calidad de los servicios ofrecidos. El código de ética está constituido por normas reconocidas por los miembros de la profesión que buscan mostrar su utilidad social y normalizar su actividad. En consecuencia, instamos a todos a reflexionar, trabajar y proponer sus puntos de vista institucionales respecto de cómo definir mejor y adecuadamente nuestra Profesión, con una sólida e irrefutable Identidad, la misma que cuente con un imperecedero reconocimiento social, el cual vaya proporcionándonos, a su vez, la legítima Autonomía en el ámbito de nuestras competencias y conocimientos, para de este modo trazar el camino hacia una efectiva unidad de conceptos, unificación de criterios, planificación académica y así tener en toda América una sola Tecnología Médica, reconocida y admirada por el tesón, esfuerzo y profesionalismo de quienes la ejercen en las más distintas áreas del conocimiento, en cada lugar del planeta en donde se requieran sus innegables e imprescindibles servicios. No olvidemos que los hombres pasan, solo sus obras e instituciones quedan en el tiempo… El editor
2011-05-05 | 5,037 visitas | 2 valoraciones
Vol. 30 Núm.2. Julio-Diciembre 2010 Pags. 1569-1570 Rev Chil Tecno Med 2010; 30(2)