Fragmento

El panorama mundial vivido en abril de 2009 fue muy difícil para la medicina debido a que la pandemia sufrida entonces fue causada por un virus variable, con la propiedad de realizar sus propias mutaciones y cuya patogenicidad era capaz de generar daño pulmonar severo, e incluso la muerte. En ese momento, aún se desconocía a ciencia cierta a qué nos enfrentábamos. Hoy sabemos que se trataba de una nueva cepa del virus de la influenza (AH1N1), la cual prepara al huésped, destruye el parénquima pulmonar y favorece la entrada de las bacterias, que son las que llevan al daño progresivo. Los virus de la influenza se clasifican en tres tipos: A, B y C. El primero es el causante de epidemias; el B provoca epidemias y pandemias entre los animales y los humanos; mientras que el tipo C es más esporádico y menos grave, ya que se presenta y cura sin intervención médica. Los efectos fisiopatológicos desde la infección con el virus A-H1N1 hasta la muerte pueden durar de siete a diez días. Cabe destacar que este tipo de influenza manifiesta problemas respiratorios desde las primeras horas, y que en caso de complicarse y no recibir tratamiento oportuno, el paciente requerirá terapia intensiva porque los procesos viral y bacteriano son fulminantes.

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2011-05-19   |   670 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 34 Núm.398. Enero 2011 Pags. 5 y 8 Prescripción Médica 2011; 34(398)